Me reconcilié con Colombia cuando amé tu cuerpo,
tu cuerpo tan trigeño y colombiano.
Aquella noche de tormenta en medio de la cordillera
perdidos y escapados.
Esa noche hice el amor contigo y con mi país.
Entre nuestros cuerpos enredados se selló la paz:
Colombia y yo llegamos a un acuerdo,
tú y yo llegamos al orgasmo.
En cada recoveco tuyo se selló una amnistía,
tus manos recorriendo la geografía mía.
En tu piel valió la pena pedirme perdón con mi tierra.
Tu boca fue el lugar de encuentro,
la distancia que nos acercó.
Fuiste el acertado mediador en un antiguo conflicto.
La guerra terminó contigo adentro mío.
Al amanecer cantó un gallo anunciando los acuerdos.
Aquella noche de tormenta todavía me perturba.
Hicimos el amor como quien tiene una sola oportunidad.
Mi tierra y yo nos reconciliamos.
Ya no sé dónde termina Colombia y empieza tu cuerpo.
Este es uno de los textos resultantes del taller de escritura erótica Bocanada.
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